Los que se tiran primero a la piscina de la TECNOLOGÍA, GANAN. El terremoto de la INTELIGENCIA ARTIFICIAL en el mercado laboral.

Los que se tiran primero a la piscina de la TECNOLOGÍA, GANAN. El terremoto de la INTELIGENCIA ARTIFICIAL en el mercado laboral.

Tu empleo, tal y como lo desarrollas hoy, va a desaparecer. El mío también. Pero no hay que asustarse. Shiva, el dios hindú de la destrucción, lo es también de la regeneración y la creación. El manto de cenizas que deja lo antiguo al arder fertiliza el campo de las oportunidades.

“Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras” – lo habrás leído mil veces en los folletos de los fondos de inversión. Creo que esta frase encierra tanta sabiduría como un versículo del Eclesiastés o una máxima de Sun Tzu. Debería ser un voto matrimonial. El futuro no está garantizado. Shit happens.

A ti, que temes que la inteligencia artificial te mande al paro, te traigo un mensaje de esperanza: llega la cobotización.

¡Maldita tecnología!

El progreso transforma el mundo, a veces de forma traumática. La idea de que lo nuevo viene a quitarnos el trabajo, es antigua como la humanidad misma.

En el paleolítico surgió una tecnología que dominó su mercado durante casi diez mil años: el empleo de tendones de animales en la fabricación de armas de proyectil. Las cuerdas de arco hechas con tendones de animales ofrecían mejores propiedades mecánicas que las hechas de tripa o fibras vegetales. La técnica alcanzó su madurez en el Imperio Romano, perfeccionándose la catapulta, la balista y otras armas pesadas de asedio.

Los secretos de la crianza del ganado del que se extraía la materia prima, el secado y el trenzado de los tendones, pasaba de generación en generación bajo la más absoluta discreción. La industria de la cuerda tendinosa dio de comer a cientos de generaciones a lo largo de la historia, hasta que empezó a declinar con la irrupción en el campo de batalla de granaderos y arcabuceros en el siglo XV. En 1642 el arco largo inglés se usó por última vez en combate. Como diría David Beckham antes del Mundial de Sudáfrica, good bye tendones.

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…

Pocos dudan del impacto significativo que sobre el empleo tendrá el uso intensivo de la inteligencia artificial. Algunos trabajos van a desaparecer, muchos se van a transformar. PwC vaticina que el este cambio llegará en tres olas:

  • En el arranque de la presente década de 2020, estamos asistiendo a la robotización de tareas informáticas, la expansión del autoservicio y el análisis automático de la información. Esto está afectando a sectores como el financiero, intensivo en el manejo de datos.
  • A finales de esta década, PwC prevé que la sistematización de tareas administrativas y la automatización de la toma de decisiones serán prácticas generalizadas. Así mismo, se extenderá la robotización de tareas físicas en entornos semicontrolados, como el movimiento de mercancías en almacenes.
  • A mediados de la década de 2030, llegará la automatización de tareas que requieran destreza manual, así como la resolución de problemas en situaciones dinámicas que exijan una respuesta en tiempo real, como la conducción autónoma o la construcción.

PwC augura que los empleos que exigen un menor nivel formativo sufrirán cuatro veces más el impacto de la automatización que los empleos vinculados a altos niveles de cualificación. En torno a 2035, el 50% de los empleos del sector del transporte y la distribución no podrán seguir ejerciéndose tal y como los concebimos hoy día.

¡Que no cunda el pánico!

El empleo viene sufriendo profundas transformaciones a causa del cambio tecnológico desde finales del siglo XVIII, y es un tema estudiado de manera recurrente.

El economista austríaco Joseph Schumpeter analizó la cuestión hace más de un siglo, en el marco de la Segunda Revolución Industrial. En 1911 introdujo un matiz interesante, distinguiendo entre innovaciones en los productos e innovaciones en los procesos. Cada tipo tiene efectos distintos sobre el empleo. Así, el primer efecto de la innovación en los procesos suele ser la reducción del consumo de recursos humanos, mientras que la innovación en productos provoca un resultado en sentido contrario.

Simonetti, Taylor y Vivarelli han demostrado empíricamente que un tipo de innovación actúa como mecanismo de compensación de la otra. La innovación en procesos y la innovación en productos se dan de manera recurrente, y su efecto sobre el empleo tiende a compensarse mutuamente. Pero ojo, el análisis de los datos históricos nos enseña que el mercado laboral sufre menos en aquellos países que lideran las transformaciones, mientras que los late adopters sufren de manera más prolongada el impacto negativo de los cambios tecnológicos. Como decía en el titular, los que se tiran primero a la piscina de la tecnología, ganan.

 

Aunque tampoco hay que venirse tan arriba

En 1930, Keynes publicó un ensayito de siete páginas titulado “Posibilidades económicas para nuestros nietos”. En este trabajo, el autor imaginaba cómo sería el nivel de vida en 2030. Keynes vaticinaba un futuro en el que, gracias a la tecnología, las necesidades de la inmensa mayoría estarían cubiertas. Las máquinas trabajarían para nosotros. Sin hambre, solo habría que preocuparse de mantener el volumen demográfico controlado y no meternos en una segunda Gran Guerra (jajaja…). Tendríamos una semana laboral de 15 horas, solo para quitarnos el picorcillo de hacer algo. Qué mono, Keynes.

Las seis etapas del duelo tras la muerte de la vieja forma de trabajar: negación, ira, negociación, depresión, aceptación y cobotización.

Cobotización es un palabro que tienes que incorporar a tu vocabulario desde hoy mismo.

En 1996 se definió por primera vez el término cobot para referirse a un dispositivo robótico concebido para manipular objetos en colaboración con un operador humano. Desde entonces hasta ahora, el concepto ha ido ensanchando su carga semántica hasta integrar la mayoría de los ámbitos de cooperación productiva de hombres y máquinas.

Es un término que viene al caso, porque define lo que te va a pasar, lo que nos va a pasar a todos. La convergencia cooperativa de seres humanos y máquinas inteligentes, la cobotización, determinará el futuro de los negocios y transformará nuestro día a día. Si estás acostumbrado a interactuar con Siri, Cortana, Alexa o el asistente de Google, este fenómeno ya está en tu vida.

Tenemos que hacer un cambio de enfoque. La inteligencia artificial y la automatización no ha venido a quitarnos el pan, ha venido a complementar y potenciar el trabajo humano. La cobotización es inclusiva, no sustitutiva. Sistemas de inteligencia artificial, robots y personas estamos llamados a converger en los empleados digitales del futuro, una fuerza laboral donde la IA aumentará drásticamente las capacidades humanas.

Muchos sectores industriales, manufactureros y de servicios verán florecer una nueva etapa de prosperidad gracias a la asistencia inteligente, la automatización de tareas, y el uso intensivo de algoritmos de detección, predicción y diagnóstico.

Aprendamos del pasado. Los que se tiran primero a la piscina de la tecnología, ganan. Seamos los primeros esta vez.

 

Para saber más

El informe de PwC que comento se llama “Will robots really steal our jobs? An international analysis of the potential long term impact of automation”, y está disponible online en https://www.pwc.co.uk/economic-services/assets/international-impact-of-automation-feb-2018.pdf

El trabajo de Schumpeter donde se distingue entre tipos de innovación es “The theory of economic development”, New York, Oxford University Press, 1ª edición, 1911.

Los mecanismos de compensación que equilibran el impacto negativo de la innovación tecnológica se discuten ampliamente en el capítulo 3 del libro “The employment impact of innovation: evidence and policy”, editado por Mario Pianta y Marco Vivarelli. Routledge Studies in the Modern World Economy, 2000.

El ensayo de Keynes “Economic possibilities for our grandchildren” está disponible online en http://www.econ.yale.edu/smith/econ116a/keynes1.pdf

El término “cobot” se define formalmente por primera vez en el trabajo de Colgate, Wannasuphoprasit y Peshkin “Cobots: Robots for collaboration with human operators”, Proceedings of the International Mechanical Engineering Congress and Exhibition, Atlanta, GA, vol. 58, págs. 433-439. 1996. Disponible online en https://www.researchgate.net/publication/2808147_Cobots_Robots_For_Collaboration_With_Human_Operators

La perspectiva de un futuro donde la IA y las personas converjan en un modelo integrado de colaboración está extraída del paper de Gustavo Corvalán “El impacto de la inteligencia artificial en el trabajo” publicado en la Revista de Direito Econômico e Socioambiental, Curitiba, vol. 10, núm. 1, págs. 35-51, 2019.

Víctor Pérez, Gerente de Innovación.
MIA Advanced Systems.

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