Una evolución inevitable, condicionada a las nuevas necesidades sociales de la industria y de la economía, basada en la transformación digital e innovación tecnológica, podemos llamarla Revolución Industrial. Un nexo en el tiempo donde evolucionan tanto las diferentes formas de vida y su comunicación, como las profesiones y los sistemas de trabajo. Si, es eso, como la que surgió en Gran Bretaña en 1760, pero con más Inteligencia Artificial.
Pues bien, ahora que tenemos claro que formamos parte de esta nueva revolución industrial, y que tenemos la capacidad de continuar dibujándola, debemos aplicar la Inteligencia Artificial de forma pragmática. El objetivo es pensar en la sociedad y en los medios ambientales para conseguir un mundo mejor, simplificando las dificultades a través de la analítica de datos y la Inteligencia Artificial.
Un cambio que mejora la vida de las personas, su forma de comunicarse y su repercusión positiva en las profesiones, hasta ahora siempre difícil de imaginar. Además, no solo protege el medio ambiente, si no que genera comportamientos y acciones que se sincronizan con el planeta y sus necesidades para mejorarlo de forma continua.
El movimiento se demuestra andando
La innovación tecnológica conlleva factores positivos, y otros que asustan, pero que hasta no tenerlos más presente no tendremos claro que serán también positivos.
El humano tiene ciertas carencias en cuanto a confianza se refiere, y una de ellas es cómo afectarán los Sistemas de Inteligencia Artificial a la economía, a la sociedad y a la sostenibilidad, cómo afectará la innovación tecnológica al futuro y vida de las personas. Sin entrar en creencias ni diferentes culturas, aunque parezca mentira, todos tenemos un lado agnóstico que nos hace desconfiar de lo que no conocemos, no vemos o de lo que no tocamos.
Debemos estar tranquilos y ser conscientes de que los malos casi siempre serán malos, pero los buenos están ahí para conseguir una vida mejor para todos, y es aquí donde entra el papel de la Inteligencia Artificial.
La situación actual del planeta y las capacidades que intercambiamos entre IA y humanos, se convierten en un reto para proteger el medio ambiente. La optimización de los diferentes recursos naturales es una de las claves para no solo ser amigable con el medio, si no generar un entorno seguro para todos.
La recopilación y analítica de datos, sumada a las capacidades de la tecnología son más que aptas para predecir posibles cambios en la fauna y flora, prever desastres naturales y optimizar los procesos en aspectos como la gestión de residuos, la limpieza de los mares, la mejora de la ganadería, agricultura y pesca y la protección de cada especie y su hábitat. La eficiencia energética es otro de los factores que juegan a favor del Planeta, y la IA está más que capacitada para optimizar recursos, ya sean naturales o la reducción del consumo de cada objeto industrial.
¿Cómo dibujamos la sostenibilidad con IA?
Empezando por el lado ético, la Inteligencia Artificial debe estar contemplada para mejorar y proteger la vida de las personas, del Planeta y de los seres vivos que lo habitan. Entre los rasgos que deben estandarizarse en la innovación tecnológica, se encuentra el desarrollo que garantice el bienestar de los que aún estamos en la tierra y de los que están por llegar… hablar de los que ya se fueron sería entrar en términos que no nos incumben… a no ser que sea de Pitágoras, padre de las matemáticas… o de Alan Turing, matemático y precursor de la computación, clave para poner punto y final a la Segunda Guerra Mundial al descifrar el código nazi.
Algo tan inmenso como la Inteligencia Artificial, y donde tenemos que estar inmersos, debe ser regulado, controlado y liderado por una insignia que represente a los ciudadanos y marque las directrices morales a seguir. La Unión Europea es un claro ejemplo, y plantea una IA fiable con tres objetivos esenciales. Debe ser lícita, ética y robusta.
La inteligencia Artificial debe ser lícita para seguir a rajatabla la ley y los diferentes reglamentos, sin distanciarse ni un segundo de la ética para respaldar los principios y valores morales. La parte que debe estar totalmente ligada a estos dos aspectos, es una robustez sana y saludable a nivel técnico y a nivel social, garantizando la continuidad de todo en cualquier situación.
¿Qué debe hacer de forma pasiva?
La esencia de la Inteligencia Artificial y el Big Data es ser responsable con las personas y el Planeta, para lo que tendrá capacidades para evitar el daño o no perjudicar a la sociedad, medioambiente y personas de forma tanto colectiva como individual.
La inteligencia artificial debe ser escudo de la dignidad y aplicar la equidad, convirtiéndose en una herramienta para proteger la vulnerabilidad de las personas. Tiene la obligación ética de ser un eje para la igualdad, con el objetivo de evitar la brecha digital y garantizar lo mismo para todos.
Además de ser 100% transparente y facilitar la comunicación de su forma, métodos y técnicas, la IA debe tener una gran parte de supervisión humana, de forma que se respalde la buena toma de decisiones por parte de los diferentes sistemas.
En definitiva todos somos el Planeta, y la Inteligencia Artificial es una gran herramienta para solventar las diferentes, pequeñas y grandes crisis medioambientales y sociales. Debe ser aplicada de forma pragmática.